Pena, tristeza y depresión

La depresión debe ser, para la psicología clínica, una de los motivos de consulta más frecuentes.

La depresión debe ser, para la psicología clínica, una de los motivos de consulta más frecuentes. Diagnosticadas o no, las personas que consultan suelen referirse a su propia tristeza como un estado de depresión del ánimo, ya que reconocen una caída del propio estado del ánimo, identificando un desgano por realizar las actividades cotidianas de la vida de cada quién. Sin embargo, no toda pena conforma un estado de tristeza y no toda tristeza prolongada configura un episodio depresivo. A continuación se ofrecerá al lector información sobre estas emociones y este estado del ánimo con el objetivo de servir de apoyo ante algunas preguntas como:“¿cuándo debo consultar si estoy triste?”, “Estoy triste… ¿tengo depresión?” o “tengo depresión ¿es esto una enfermedad?”, por ejemplo. Entonces vamos a comenzar por distinguir entre pena, tristeza y depresión para mostrar rápidamente a qué se refiere cada palabra.

En primer lugar, de la pena podemos decir que está caracterizada por un dolor emocional que puede llegar a manifestarse con llanto, producido por la aflicción que nos puede causar una situación determinada de la vida. Como toda emoción, es pasajera y está circunscrita al contexto en el que se la vive y por lo tanto la pena sería el modo en el que nos encontramos a nosotros mismo en una situación de daño verbal o relacional y que nos ayuda a movernos de manera que podamos evitar la repetición de aquella situación. Es decir, la pena es una emoción normal que al ser sentida nos habla de lo que cada situación significa para la propia vida; está bien sentirla.

En segundo lugar, la tristeza se conforma por un estado de pena más constante que no necesariamente está circunscrito al contexto en el que se le pueda estar sintiendo. En cuanto al estado, la tristeza es el ánimo bajo que comienza por experimentarse en una situación dolorosa y que luego se prolonga por varios días y hasta semanas. Puede suceder que en la vida se experimentan pérdidas de relaciones significativas, cambios en estas relaciones, cambios drásticos en las situaciones vitales o que alguien nos decepciona, nos desilusione o defraude.

En estas situaciones la vida de cada quien se puede llegar a ver comprometida de manera más abarcativa que la mera situación, ya que esta pelea o discusión puede significar algo importante para el futuro de nuestras vidas, haciendo que la pena se prolongue a diversas áreas de la vida y muchas veces, a contextos que no necesariamente tienen que ver con el origen de la tristeza. De todas maneras, es común que luego de unos días la tristeza ceda paso y uno comience a sentirse bien de ánimo nuevamente; esto es completamente normal, dado que las situaciones que desencadenan la tristeza tienden a resolverse rápidamente o se abandonan en pro de continuar con la vida. Sin embargo, si alguien o algo es muy significativo en nuestras vidas y de pronto cambia su posición de amistad o de amor para con nosotros es normal experimentar tristeza.

En tercer lugar encontramos la depresión. Como hemos visto, no todos los estados de tristeza configuran una depresión. Es más, la depresión es un diagnóstico clínico para un trastorno que se hace cuando la tristeza toma ciertas características específicas. La característica más clara de este estado es que debe experimentarse un fuerte estado de ánimo bajo que llega al punto de quitarnos el sueño (o aumentar excesivamente), el apetito, la capacidad de sentir placer, experimentar constantes sentimientos de inutilidad y experimentar agitación o enlentecimiento psicomotor. Este Trastorno del estado del ánimo traerá (como segundo criterio) consecuencias graves para la vida social y laboral de la persona que sufre este trastorno, es decir que produce dificultades para levantarse y salir a realizar las actividades laborales o académicas normales o produce serias dificultades para concentrarse en las actividades de la vida cotidiana, por ejemplo.

Este estado debe persistir por al menos semanas y como máximo un mes para que sea diagnosticado como un trastorno del estado de ánimo. Entonces el “trastorno depresivo mayor” es una tristeza muy profunda, al punto que trastorna el estado de ánimo, que está provocada también por una situación que cambia la vida y que produce mucho dolor, sin embargo también es propio de este estado de ánimo experimentar la propia situación vital adversa como inalterable (como la muerte de alguien o una pérdida laboral) en la que el futuro se enfrenta con desesperanza ante las posibilidades de cambio. Así, lo que se experimenta es una pérdida por el sentido de la vida, ya que el futuro próximo no ofrece ninguna salida o alternativa al dolor que provoca vivir la vida en las circunstancias presentes, y que le quita movimiento y motivo al presente.

 

Category:
Blog

Leave a Comment